Los trastornos del espectro del autismo infantil

La historia del autismo infantil o, científicamente hablando, el trastorno del espectro autista está llena de mitos, que a menudo se publican bajo la apariencia de hechos científicos, popularizados a través del cine y la literatura, formando así una percepción distorsionada en la sociedad de este trastorno generalizado, extremadamente complejo y hasta el día de hoy no entendido del todo. Echemos un vistazo a lo que se sabe actualmente sobre los trastornos del espectro del autismo (TEA).

Qué es el autismo infantil

El autismo, o trastorno del espectro autista (TEA), no es una enfermedad, sino una afección en la que el cerebro y el sistema nervioso no funcionan de manera típica, lo que dificulta la comunicación y la interacción social para una persona y se violan las normas de comportamiento.

Esta condición tiene muchos síntomas diferentes que la medicina moderna combina en un espectro autista, pero se manifiestan de una manera muy individual. Es decir, cada persona con este trastorno puede tener su propio conjunto único de síntomas, mientras que algunos pueden tener más y otros pueden tener menos. Es por eso que la medicina moderna está tratando de evitar el término autismo, reemplazándolo por otro concepto más amplio de los trastornos del espectro del autismo.

Los trastornos del espectro del autismo (TEA) es un término nuevo, más amplio y correcto para describir el autismo.

Hoy en día, los principales científicos del autismo hablan de la neurodiversidad, no de patología. Se cree que la humanidad no tiene un solo modelo típico del funcionamiento del cerebro y el sistema nervioso, sino varios. Las personas tienen diferente el color de la piel, de los ojos y se observan diferencias similares en el funcionamiento del sistema nervioso y el cerebro. Por lo tanto, se considera que el autismo es un trastorno, no una enfermedad, y requiere corrección en lugar de tratamiento.

Diagnóstico de autismo

Hasta la fecha, no existen marcadores hormonales, bioquímicos o genéticos para determinar el TEA. Los escáneres cerebrales tampoco ayudan, ya que los cambios estructurales no indican la gravedad de los síntomas o su manifestación específica. Por lo tanto, los médicos para diagnosticar autismo en niños se guían únicamente por las características del comportamiento de los pacientes.

El diagnóstico de los trastornos del espectro autista en España y en muchos otros países del mundo se realiza actualmente según la clasificación internacional de enfermedades CIE-10. En los Estados Unidos y otros países donde el autismo es estudiado más activamente, existe una clasificación DSM-5, que difiere de la CIE-10 en términos de diagnóstico y clasificación de los trastornos del espectro autismo. Sin embargo, a partir de 2022, España está cambiando al nuevo estándar CIE-11, con la introducción del cual se eliminarán todas las diferencias importantes.

Signos de autismo infantil

Como resultado, en CIE-11, como en DSM-5, autismo, síndrome de Asperger, otros trastornos desintegrativos infantiles y no especificados trastornos generalizados del desarrollo se combinan bajo un solo término trastorno del espectro autista. En cuanto a las principales características de autismo, la nueva clasificación las reduce a dos grupos:

  • Dificultades en la interacción y la comunicación social (problemas para establecer y mantener relaciones sociales)
  • Intereses limitados y comportamientos repetitivos (obsesión con un tema específico, obsesión con la rutina, los rituales y las acciones repetitivas según lo programado)

Al mismo tiempo, el nuevo enfoque elimina las características previamente tenidas en cuenta asociadas a los problemas del lenguaje y, a la inversa, añade los rasgos sensoriales inusuales como hipersensibilidad o hiposensibilidad de visión, olfato, oído, etc.

Hipo- o hipersensibilidad en niños con TEA

La hipersensibilidad ocurre cuando una persona tiene una reacción inadecuada ante unos estímulos externos, como el ruido o la luz. En la mayoría de los casos, se trata de una percepción muy intensa de dichos estímulos, que puede provocar en el nino con TEA un malestar intenso o incluso dolor físico. Así, el entorno se convierte en un lugar muy agresivo y, al experimentar este estrés, una persona puede reaccionar al entorno gritando, huyendo, etc.

La hiposensibilidad también incluye casos de un nivel anormalmente bajo de percepción de señales del entorno. En tal caso, un niño puede, por el contrario, intentar compensar su baja percepción del entorno creando o escuchando sonidos muy fuertes, comiendo alimentos con un sabor muy intenso, etc.

También ocurren casos de hipersensibilidad con interés inusual por aspectos sensoriales del entorno. Estos niños pueden mirar fijamente una luz durante mucho tiempo o tocar frecuentemente la superficie de algún objeto, etc. [1]

Cómo detectar el autismo en un niño

Los principales pasos de diagnóstico incluyen:

  • Examen del niño por un psiquiatra, neurólogo, psicólogo
  • Observar al niño y completar la escala de calificación de autismo infantil
  • Hablar con los padres

Vale la pena señalar que tanto el tiempo como el grado de manifestación de cada uno de los signos es un fenómeno muy individual. Por un lado, no todos los niños con trastorno del espectro autista presentan todos los signos a la vez y, por otro lado, la presencia de varios signos separados no siempre significa que el niño tenga un TEA.

Es por eso que las pruebas de autismo profesionales son fundamentales. Además, cabe señalar que para lograr los mejores resultados tienen mucha importancia el momento del inicio de la corrección y de ahí el diagnóstico de autismo oportuno. Dichos diagnósticos no pueden dañar a un niño sin TEA, pero ayudarán a un niño con los trastornos del espectro autista a comenzar la corrección antes.

Cada uno de nosotros tiene ciertos síntomas individuales de ciertos grupos en el espectro del autismo. Sin embargo, siempre que estos rasgos no influyan críticamente en nuestro comportamiento, interacciones sociales y comunicación, se nos considera personas que encajan en las normas.

Intervención para niños con autismo

El objetivo de la intervención de autismo para niños es brindar asistencia de carácter psicoeducativo, que tiene como objetivo desarrollar las habilidades de interacción social y adaptación de un niño con TEA a la sociedad. Es el único abordaje recomendado a nivel nacional para ayudar a un niño autista [2]. Al mismo tiempo, ninguna de las técnicas de intervención individual tiene la mejor eficacia probada y, por regla general, la asistencia debe estar adaptada a las necesidades de un niño en particular.

Las principales etapas de un plan de intervención de autismo son la corrección psicológica y neuropsicológica, la ayuda de un psicoterapeuta y logopeda, el trabajo con la familia y el entorno del niño. A veces, un niño con TEA necesita medicamentos. Por ejemplo, para mejorar la concentración y la perseverancia, el médico puede recetar vitaminas y medicamentos nootrópicos que mejoran los procesos de pensamiento y estimulan el desarrollo del habla.

Hoy, en la mayoría de los casos, los niños con los trastornos del espectro autista pueden asistir a escuelas regulares donde tienen el apoyo y la ayuda necesarios para aprender y alcanzar su máximo potencial.

Las personas con TEA no son necesariamente genios ni siempre muestran signos de retraso mental. Ambos pueden ser una característica o un diagnóstico separados, como cualquier otra persona. Además, puede ser muy peligroso considerar a un niño con TEA como un genio, ya que los padres de un niño así pueden descuidar la terapia correctiva necesaria.

Tipos de autismo en niños

Lo más importante que hay que entender sobre este tema es que NO hay tipos de autismo, solo hay trastornos del espectro autista (o TEA).

El método previamente existente para diagnosticar el autismo lo describía como el trastorno autista y lo dividía en el trastorno de Rett, el trastorno de Asperger, el trastorno desintegrativo infantil y el trastorno generalizado del desarrollo no especificado. Actualmente, dicha terminología y clasificación no se utiliza y bajo el término general Trastornos del Espectro Autista (TEA) se combinan trastorno de Asperger y trastorno generalizado del desarrollo no especificado. El trastorno de Rett ahora está excluido de la TEA porque, a pesar de algunos síntomas similares al autismo, tiene una etiología genética bien definida. El trastorno desintegrativo infantil generalmente se excluye de la lista de trastornos como un trastorno separado por importantes problemas de validez.

Razones del autismo infantil

El autismo comenzó a investigarse hace relativamente poco tiempo, por lo que hoy los científicos tienen más preguntas que respuestas. Incluyendo que no hay una respuesta exacta a la pregunta de por qué algunas personas nacen con autismo y otras no. Un niño con un espectro puede nacer en una familia con niños sin autismo. Y en otra familia, donde ya hay niños con espectro, puede nacer un niño absolutamente sano.

Hoy en día, los científicos han llegado a la suposición de que los TEA provocan modificaciones genéticas humanas y que un medio ambiente contaminado tiene un gran impacto. Actualmente, no se ha determinado el motivo de la aparición de autismo, pero se ha identificado un fuerte significado genético en su origen.

El análisis de grandes bases de datos que contienen información sobre el microbioma y la expresión génica ha establecido la existencia de un vínculo entre las bacterias intestinales y el trastorno del espectro autista. Los resultados relevantes se publicaron en la revista Nature Neuroscience [3]. Otras investigaciones también indican que la deficiencia materna de vitamina D durante el embarazo puede estar asociada con un mayor riesgo de TEA en los niños [4].

Otra área de investigación es el estudio de la influencia de las condiciones en las que nació un niño sobre su trastorno. Todavía no está claro si tales factores pueden influir realmente en la aparición del autismo en los niños. Sin embargo, al mismo tiempo, existe una cierta correlación entre un comienzo difícil en la vida y los problemas posteriores de comunicación y, en algunos casos, TEA [5].

Hasta la fecha, no existe evidencia científica de un vínculo entre las vacunas y el desarrollo del autismo.

Lo que se sabe actualmente es que el autismo es siempre un trastorno congénito. No existe un trastorno del espectro autista adquirido. Es decir, no es posible contagiarse del autismo ni obtenerlo de ninguna otra manera en ningún momento durante la vida después del nacimiento.

Cada cuantos niños nacen con autismo

Según los Centros de Control de Enfermedades de EE. UU. Para 2020, 1 de cada 54 niños tiene TEA [6]. La Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene datos para todos los países y nos dice que aproximadamente una de cada 270 personas tiene un TEA [7]. Al mismo tiempo, hay que entender que en algunos países el diagnóstico de autismo está muy desarrollado, mientras que en otros este tipo de estudios prácticamente no se realizan.

Por lo general, los signos claros del trastorno comienzan a aparecer a los 2-3 años de edad. En este momento, el niño puede desarrollarse de acuerdo con todos los criterios de la norma y luego perder repentinamente todas las habilidades adquiridas. Es decir, el niño puede dejar de hablar repentinamente, comer solo, usar el baño y cosas de este tipo. Esto no significa que el autismo haya ocurrido en este mismo momento. Los científicos estadounidenses señalan que hasta cierta edad, el cerebro humano compensa ciertas manifestaciones del trastorno, es decir, lo enmascara.

Los niños son más susceptibles a esta enfermedad que las niñas. Hay aproximadamente cuatro niños por cada niña con trastorno del espectro autista.

Futuro de los niños con autismo

El autismo es un espectro en el que la gama de manifestaciones es muy individual y las habilidades de cada individuo con TEA también son muy diferentes. Hay muchos casos en los que las personas con una forma bastante grave de autismo crecieron y llevaron una vida independiente y plena sin ayuda externa. Un ejemplo de esto sería la científica y escritora Mary Temple Grandin [8]. Hay otros casos en los que los niños con autismo no pueden adaptarse a la vida adulta independiente y necesitan ayuda externa constante. Aunque estos suelen ser aquellos casos en los que el niño no recibió ninguna ayuda en la infancia.

Conclusión

El trastorno del espectro autismo infantil no es una enfermedad, sino un trastorno del desarrollo. El TEA no es contagioso y no podemos contraerlo ni enfermarnos. Una persona lo tiene desde el nacimiento y representa una serie de trastornos mentales individuales que conllevan dificultades en la interacción social. El único tipo de asistencia eficaz para esa persona en la actualidad es la intervención. Se trata de todo un complejo de diversas medidas destinadas a adaptar una persona a la sociedad. Al mismo tiempo, el diagnóstico temprano y la correspondiente intervención oportuna de autismo para niños son muy importantes para lograr un efecto positivo.